martes, 27 de diciembre de 2011

La oscuridad



El sol se apagó.
La mugre llueve desde las torres altas. Los buitres, atentos a una cena triunfal, esperan.
Sobre esta imitación de ciudad se levanta la suciedad formando nubes oscuras que vuelve más densa la noche. De pronto un relámpago ilumina la marea de seres que se arrastran con ojos desorbitados sobre las calles amargas, y con muecas dementes y la baba chorreando, se arrojan sobre los pocos animales que quedan para devorarlos.
No es un festín; es una comida rápida de carne cruda y sangre.
Algunas llamas encienden el cielo y las torres arden.
Ya se ven las sobras del almuerzo improvisado: huesos, cuero y pellejos sanguinolentos.
Se ha engordado al ganado.
Un ser extraño, que podría ser  un payaso y no lo es, se eleva ante la multitud satisfecha. El ser abre la boca, y los seres que se arrastraban con los ojos desorbitados comienzan a reír. Ríen y ríen a carcajadas. No pueden parar, se revuelcan de la risa. Se cagan y se mean; se revuelcan en su inmundicia. Se ahogan, no pueden parar, y así van muriendo ahogados en sus propias carcajadas.
Miles de cadáveres yacen tirados con las mandíbulas desencajadas. 
Los buitres se lanzan hambrientos y se dan un verdadero festín.

3 comentarios:

  1. En efecto, puede que la venganza caiga sobre el irreflexivo séquito. Y puede que sea, incluso, una justa venganza. Aunque prefiero pensar que hay redención posible para quienes habitan aún en las tinieblas. Besos.

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  2. Gracias por tu comentario :)
    Perdón por la tardanza de mi respuesta,un virus infecró mi computadora y me mantuvo lejos de mi blog :p

    Saludos....

    Dani.

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  3. Oscuro e inquietante…

    Me asomo entre tus letras para desearte un feliz comienzo de año…

    Un abrazo ;-)

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